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martes, 16 de octubre de 2012

Poema nocturno I.


No estás ya aquí. Lo que veo
de ti, cuerpo, es sombra, engaño.
El alma tuya se fue
donde tú te irás mañana.
Aún esta tarde me ofrece
falsos rehenes, sonrisas
vagas, ademanes lentos,
un amor ya distraído.
Pero tu intención de ir
te llevó donde querías
lejos de aquí, donde estás
diciéndome:
«aquí estoy contigo, mira».
Y me señalas la ausencia.
    
("La distraída" de P. Salinas).




Como Narciso te enamoraste
de aquello que jamás podrías alcanzar
y esa fue la llave que abrió la caja de Pandora.
Sin quererlo dejaste escapar el último mal.
Y no quedó nada.
Solo vacío.
Desgarrador vacío
que vaga ahora perdido
en soledad, por calles sombrías
de una noche de Octubre.

 Quisiste ser libre,
más elegiste el líbero camino del conformismo
y agachaste la cabeza
y le tendiste la mano a Judas,
mientras en algun lugar
una golondrina de plumaje azul
moría helada esperando, sin más,
la llegada de la primavera.

 Y recordaste haber jurado algun dia
no ser el ilusionista que maneja ilusiones
más fallaste en tu cometido,
pues es bien sabido que
largo es el camino
y que es más fácil ser cigarra que hormiga.

 Como Narciso te enamoraste
pobre, triste de ti
de aquello que nunca alcanzarías.
Ya cubierto de pétalos
recordarás el Sol quemandote la nuca
y llorarás por la muchacha
que ahora duerme cual Danaide
lejos, muy lejos de ti.

         Marta K.