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lunes, 28 de mayo de 2012

Desierta, deshabitada



La noche ha cubierto con sus manos
mi cuerpo de esponja mojada, 
lo escurre torpemente y este se empapa de nuevo 
de desolada soledad.

En el suelo: sin vida
 ni mirada, ni aliento 
observo mis sueños correr, 
se escapan al paraíso perdido
donde encontraran un impromptu,
tu mirada y un par de alas. 
Quiero pararlos pero estoy inmóvil
atrapada, mustia. 
Y solo me quedan las lagrimas;
brindo y me las bebo. 

Estoy desierta, deshabitada.

Marta K.



lunes, 14 de mayo de 2012

Cuento de una noche de mayo

Imaginémonos por un momento, que mientras estoy aquí sentada alguien llama a la puerta.
 Me acerco, la abro, y detrás de ella aparece un hombre bajito, con grandes mofletes sonrojados y una sonrisa extremadamente graciosa por la falta de un diente. El hombrecillo en cuestión, se hace llamar "El gran mago Dubi-bubi".
A pesar de mi cara de perplejidad no quiero parecer maleducada y le invito a pasar.
Después de hacer aparecer un sillón verde, una mesita auxiliar y una gran caja que ocupa media habitación , Dubi-bubi me explica que desgraciadamente mis plegarias de tener un hada madrina, se habían extraviado en el camino y que recientemente han logrado rescatarlas de la sección de deseos perdidos. Sorprendida le miro; no es esa clase de hada madrina la que yo imaginaba de pequeña, desde luego. Ante mi muda respuesta, las gordas mejillas del mago se sonrojan aun más. Se levanta y de manera nerviosa comienza a pasearse de un lado al otro de la habitación. Al fin pega un gritito de felicidad y me dice que va a dejarme ser otra persona por un día, como deseo extra por el indigno retraso. Me sienta en el sillón andrajoso, acerca la enorme caja hasta donde estoy y me indica que debo coger las piezas y detalles de mi nueva personalidad del interior.
Me quedo mirando la caja un par de segundos.. creo que me estoy volviendo loca ¡A quien se le ocurre que vaya a haber millones de tipos distintos de persona en una caja de 2 metros! Me asomo y  observo que no hay fondo entre esas cuatro paredes de madera.
-Escoge bien, -me dice Dubi-bubi, pues tendrás que permanecer así todo el dia.
Pero parece que las piezas me llaman solas.
 Estiro mi mano y alcanzo dos piernas muy largas, delgadas y paliduchas, que están atadas con una cuerda (-es que son muy saltarinas-, me dice el mago). Me gustan.
Me inclino un poco más y alcanzo unos ojos de extraño color, no sabría decir si son verdes o azules.. me recuerdan a la niebla en una noche de otoño, pero a la vez parecen dispuestos a alumbrar mi camino. Me los quedo.
Doy con un olor especial. Busco. Está impregnado en un cuello de piel suave. Este aroma es delicado, y sutil...  huele a limpio y a bello. Si la belleza tuviese olor seguramente sería ese.
Parece que he encontrado unas manos de largos dedos. Las cojo y me las acerco para poder observarlas mejor. ¡Vaya! No son unas manos especialmente cuidadas, ni tienen una manicura recién hecha, además son bastante huesudas; pero son fuertes y valientes,  y a la vez tan tiernas y cariñosas... Creo que serían capaces de aguantar una espada y sostener con vida una delicada flor.
Algo se mueve montando gran barullo en el cofre. Ajá, he encontrado una risa peculiar. Le gusta jugar a los sustos... se hace pasar por muda y entonces... entonces... ¡BUM! una risa loca invade el silencio de la sala.
Después de desechar varios pares de pechos grandes (demasiado pesados para mi cuerpo), un par de orejas con forma de tortelini, y unos pies con tacones blancos (prefiero los que he elegido, tienen unas uñas de forma curiosa en sus dedos gordos) alzo la mirada y observo unos minutos mi obra. Pienso que es genial y vuelvo a sumergirme entre las piezas de mi puzzle.
Un momento.. ! ¿Alquien está llamando otra vez a la puerta? Que será esta vez, ¿un príncipe azul perdido? Pero no es de la entrada de donde procede el ruido, viene de la caja y cada vez suena más fuerte..
pum, pum, pum, pum, puM, PUM, PUM... Con los ojos como dos platos, mis dedos dan con un corazón gigante, casi no puedo sostenerlo. Tiene una gran cicatriz justo en medio.Le falta algún trozo, y no es totalmente rojo, de hecho parece haber perdido el color en algunas zonas. Pero late con tanta fuerza que no puedo dejarlo... miro a Dubi-bubi, y le suplico que me ayude con algun embrujo, a meter el corazón del tamaño de una cría de ballena, en el cuerpito que he elegido.
Cuando consigo ponerle a mi figura una estupenda nariz alargada, me doy cuenta que se ha hecho de noche. ¡Debo llevar horas trabajando! Decido darle mi toque final a la obra, y le pongo unos lunares y una marca de nacimiento. La verdad es que estoy hecha una artista..
Dubi-bubi se ha quedado dormido en el sillón. ¡Menudo hado madrino que me ha tocado! Toso un par de veces hasta que pega un brinco y empieza a aplaudir.
-Oye, pero no puedes ponerte ese cuerpo sin otorgarle un nombre.-exclama el brujo.
Admiro mi figura una vez más. Le pega un nombre original, que tenga fuerza pero que sea dulce. Quizás con un pequeño toque amargo. Debe ser un nombre de mujer luchadora. Y que sus letras formen una sonrisa. Tiene que ser atrevido, pero también tenue. Y poético.Muy melancólico; y loco, un nombre de cine. ..bohemio.
¡Ya lo tengo!...
Y mientras me enfundo en mi nuevo torso, Dubi-bubi me firma con el nombre de Aleksandra.


 
Dedicado a Aleksandra Kawalec, mi pequeña guía en este gran mundo.

Marta K.

viernes, 11 de mayo de 2012

De todo y de nada




De todo y de nada 

De corazones vacíos 
y de otros envueltos
con recuerdos estáticos,
como fotografías,
 de color gris, casi negro.

Del tiempo que perdí 
diciendo ninguna palabra,
del que aproveché
besando mis ilusiones 
de todo y de nada.

Sí, me dejé caer 
en el no planeado
anhelo de tu piel, 
de absurdos deseos, 
y locos.

Una ronquera en si bemol 
despertó mis latidos.
La nana dejó de sonar,
toc-toc, una noche más
en mi cabeza el insomnio. 

De mi y de mi historia, 
y de nostalgia,
y de melancolía. 
De un diario vacío
con tapa roja, 
de mi síndrome Benedetti. 

 Marta K.